jueves, julio 29

Políticas que criminalizan drogas afectan salud de las personas, indican en Viena


Leonardo Bastida Aguilar-enviado

Viena, Austria, julio 16 de 2010.
Las políticas contra el uso de las drogas basadas en el terror y el miedo no permiten realizar labores de prevención del VIH/sida en los consumidores de drogas y viola sus derechos humanos, advirtió Anya Sorang, presidenta de la Fundación por la Salud y Justicia Social Andrey Rylkov de Rusia, durante su participación en el taller para periodistas en VIH de la National Press Foundation.

La encargada de la conferencia plenaria sobre la criminalización de drogas en la XVIII Conferencia Internacional de Sida, indicó que el hecho de que se penalice en un país todo lo referente a las drogas ilegales provoca que los consumidores no se acerquen a las instituciones de salud y se conviertan en un sector vulnerable al VIH, la hepatitis C y la tuberculosis.

Señaló que la penalización de drogas evita el acceso a tratamientos con base en opioides en personas con diversos padecimientos, entre ellos el VIH, y los usuarios de drogas inyectables (UDI) así como de otros, debido a que los gobiernos prohíben el uso de las sustancias sin importar su objetivo.

La activista agregó que en el caso de los UDI, sector de la población rusa con un alto índice de prevalencia en VIH, 37.2 por ciento en el ámbito nacional y 75 por ciento en algunas localidades, el hecho de acudir a comprar una jeringa nueva es motivo de sospecha y en caso de ser interceptado por la policía pueden ser encarcelados lo cual provoca que utilicen la misma jeringa en diversas ocasiones y la compartan.

Refirió que los consumidores de drogas, sobre todo los UDI, padecen de muchos males que no pueden ser tratados debido a que por su calidad de farmacodependientes tienen que acceder a tratamientos de sustitución pero que a la vez están prohibidos en muchos países.

De esta manera, explicó, se ha reportado que 90 por ciento de los UDI han padecido hepatitis C. En 2009, 105 mil UDI fueron reportados con tuberculosis, y en 2008, 16 mil tenían VIH y tuberculosis en Rusia.

Por tal motivo, agregó que la Declaración de Viena, la cual cuestiona la guerra contra el narcotráfico emprendida por países como México, es una esperanza para poder trabajar en la materia sin riesgo de ser penalizados y con una mayor efectividad con uno de los sectores de la población más vulnerables al VIH y cuyo crecimiento de la epidemia a su interior es el más rápido y constante.

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