martes, mayo 5

Mensaje al viajero (2)

El metro en tiempos de influenza


Alerta naranja


Las cosas mejoran.

La ciudad de a poco se va despojando de los tapabocas, cosa que es un error, y los niños volverán a la escuela este lunes.

Eso sí, desde mañana miércoles abrirán restaurantes, prepas y universidades. El jueves cines, teatros y museos.

Estamos en alerta naranja, pero ya nada será igual.

A pesar de las hordas de trabajadores de la limpieza que se la pasarán todo el fin de semana desinfectando los rincones, el espíritu de compañerismo se ha roto.

A tu regreso, te encontrarás con mil historias. Mexicanos secuestrados en China, discriminados; una Secretaria de Relaciones Exteriores al rescate. Un país que se pelea con medio mundo; esa mitad que le dio la espalda y que canceló vuelos hacia México, cerró fronteras o abandonó sus planes comerciales con nuestro país.

Que si la influenza es mexicana o no es lo de menos.

Nos han prohibido besarnos, saludar de mano.

¡Cuánta falta hace un abrazo!

Ese es el México en la Era de la influenza: una ciudad recelosa, huidiza. Prepotente.

Un retrato muy lejano a lo que soñamos.

Arturo se pregunta cómo será el regreso a clases: los niños se van a sacar de onda si sus padres y las autoridades los mandan a la escuela con cubrebocas.

¿Ya viste los trajes que donó España para la Cruz Roja?

Parecen espaciales.

Los cines y teatros, dicen, deberán dejar espacios de dos filas y dos personas entre butacas, para evitar a infección, los meseros deberán tomar cursos intensivos de nuevas buenas costumbres y por ningún motivo deberán tocar con su miserable yema de los dedos cubierto para comensal alguno.

Absurdos.

Las misas, canceladas. Los curas ya no ofrecen hostias de sus manos. Hay zonas desoladas. Y en otras sólo se escucha el rumor del escaso aire y uno que otro pitido de auto, ladrido, aullido o martillazo. La puerca influenza canceló saludos de mano, abrazos y besos, y hay quienes desvían sus pasos para esquivar amistades. Pululan los que no practican tales medidas y van por la vida así, como siempre, desafiantes, y ahora retan al monstruo que nadie ve, pero que unos sienten en sus entrañas.

En el Metro reparten gotas de gel desinfectante. La gente extiende las manos. Dos empleados, hombre y mujer, exprimen sobrecitos de los que salen tres gotas. Los usuarios enjuagan sus palmas. La cola crece y culebrea en el estómago del Zócalo, donde también regalan pequeños cucuruchos de agua purificada. La alta temperatura provoca somnolencia. Aquí y afuera.

El asfalto reverbera.

Y el calor sofoca.

Ni pensar en meterse a un cine. Ni a una cantina. Ni sestear en un atrio. En un santiamén se olvida lo prohibido y la realidad salta como bicho a la vuelta de la esquina. Las plazas comerciales, refugio de muchos, están semidesiertas. Empleados de tiendas, acomodados en mostradores, esperan. No esperan nada, pero esperan. Peatones menguados caminan como autómatas en la ciudad embozada.

Y los revendedores: andan como sonámbulos.

La gente vive con pánico, incertidumbre, incredulidad. Asombro.

Por ponerte algunos ejemplos, te compartiré el estado de algunos amigos en mi facebook.

Por ejemplo:

Fabiola Guarneros: sorprendida con la bola, digo con Gons, digo con la cepa, ups!, es cepa la bola alimentándose de la aviar

Gerardo Galarza: un auténtico foco de infección.

Jessica Gutiérrez López: Estúpida influenza... go home!, quiero salir.

Heriberto Rodríguez: secuelas de mi barrio: quebraron dos papelerías, tres fondas, arruinados económicamente. Soriana, Superama y Comercial Mexicana salieron bien librados ¿A quién hay que agradecerle?

Emeequis Semanario: contento porque en el DF vamos saliendo de la emergencia, pero al mismo tiempo preocupado, porque en los estados los gobernadores ni se inmutan... por cierto, ¿alguien sabe dónde anda Peña Nieto?

Zoo Viet: siente que le han tomado el pelo.

David Santa Cruz: se acabaron las vacaciones VIP (Virus de la Influenza Porcina)

Heriberto Rodríguez: estornudemos como nueva forma de lucha.

Heriberto Rodríguez: ya todo pandeado de tanta pandemia.

Gerardo Galarza: resistiendo un furioso ataque del contagioso virus WEBA.

Fabiola Guarneros: con algunas variantes: sigo en semana laaaarga, agrego una distancia de 2 metros para que nadie se me acerque, platicaré con las butacas en el cine, no prestaré mi pluma para "gegear" páginas, ni mi teléfono, pediré que me cambien la salsera y el mantel, no me confiaré, si me subo a un micro me fijaré que lo hayan desinfectado por lo menos 2 veces al día y que no tenga asientos de tela...woooow no se oye bien.

Jorge Villalpando: hasta la madre del virus.

Alejandro Almazán: ¡expulsemos a los chinos, a los argentinos, a los cubanos y a los peruanos!!! Menos a los cuates....

Patricia Vega: Reforma rectificó la errata: los miembros del gabinete de Calderón han recibido dos indicaciones: abstenerse de visitar hospitales y no abandonar el Distrito Federal...

Benito Taibo: espera fervientemente que a todos aquellos "compralatas" de pánico, se les venzan.

David Hernandez Bico: estoy preocupado por esto de la influenza: hace mas de un día no recibo ni un mail con una nueva teoría de conspiración. Ya se habrá agotado la estupidez o están haciendo efecto los tapabocas.

Y Pedro Díaz Gutiérrez: levitando.

Ya ves, cada quien con su influenza.

Humana, porcina, mexicana, gringa o china.

No. Después de estos días aciagos, nada volverá a ser igual. Mientras: besos cibernéticos y abrazos vía web; los únicos permitidos.


5 de mayo, 2009. Martes sin corbatas



.

No hay comentarios.: