miércoles, noviembre 11

¡Soy gay y qué!


Cintya Contreras

Una de las prácticas homofóbicas más comunes entre la sociedad mexicana son las expresiones despectivas y discriminatorias en contra de los homosexuales.

Joto, marica, puñal, mayate, tortilla, entre otros, son las más usadas, incluso por niños y jóvenes que aprendieron a decirlas en réplica a los dichos de los padres o el entorno, como una forma de marcar autoridad y superioridad.

Sin embargo, estos términos discriminatorios han logrado ser repelidos por la propia comunidad homosexual, al grado de que los adoptan para enaltecer su orientación sexual, y hasta los utilizan como parte de su comunicación en tono de burla, en respuesta a quienes las expresan para ofender, consideró Víctor Manuel Velasco Morales, director y fundador del Centro de Capacitación y Apoyo Sexológico Humanista A.C. (CECASH).

La palabra gay, que es usada para identificar a las personas homosexuales, hoy en día lejos de ser un término despectivo, es simplemente una forma de reconocerlos.

“Como toda palabra, depende del contexto en que se diga y quién sea el emisor. Si la dice un vecino enojado, puede ocasionar que le ponga una demanda por discriminación; pero si la dice mi amigo, con quien comparto la misma orientación, le estoy dando un resignificado y en lugar de agredir, confirma que asumo y acepto mi condición”, dijo en entrevista con Excélsior.

El uso de adjetivos discriminatorios, aunque pueden escucharse graciosos y son empleados comúnmente en bromas, son homofóbicos y reflejan un rechazo hacia quienes tienen una orientación sexual diferente, lo cual denota intolerancia y un grave rezago social en cuanto al reconocimiento de la diversidad sexual, según luchadores sociales.

“Dejar de ser homofóbico no es fácil, implica superar aprendizajes inconscientes de miedo y el miedo a ser excluido por no agredir a los diferentes, como lo exige la sociedad. La homofobia se aprende y se trasmite en un proceso social”, comentó el titular de CECASH A.C.

Pese a los esfuerzos de organizaciones de la sociedad civil para hacer entender a la población la importancia de terminar con la discriminación hacia la diversidad sexual, aún se cree que la preferencia se adquiere, por lo tanto, la persona puede deshacer de ella y, peor aún, si se rechaza desaparecerá.

“La orientación sexual no se elige, no se puede cambiar; lo que se debe hacer es dar educación sexual desde la escuela primaria, para obtener el bienestar de todas las personas, de todas las orientaciones sexuales, para no caer en la discriminación”, expuso David Alberto Murillo, representante de la organización Amigos contra el Sida A. C.

El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud eliminó de la lista de enfermedades mentales la homosexualidad, desde entonces se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Homofobia.

En 2008, por primera vez se realizó en la Ciudad de México esa celebración, con una manifestación pacífica y actividades orientadas a informar y promover el respeto de todos, sin importar su preferencia.

“Quienes cometen crímenes de odio por homofobia se ha visto que son sujetos que hacen uso de las prácticas homoeróticas o lesboeróticas y las rechazan, porque son las que provocan esas sensaciones”, consideró Yesenia Peña, investigadora de la dirección de Antropología Física del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En el DF los crímenes de odio son una realidad, pero la falta de reconocimiento a la diversidad sexual en las leyes y el rechazo a ésta generan que sólo sean clasificados como homicidios pasionales.

“Hay documentados muchos asesinatos por odio. La policía los cataloga como crímenes pasionales, no les interesa que sean por homofobia. Cuando son crímenes pasionales entre hombres, no les dan el seguimiento adecuado”, indicó Murillo, representante de Amigos contra el Sida, A.C.

Los trámites son muy complicados y la mayoría de los familiares que buscan justicia, terminan rindiéndose ante la burocracia.

La Comisión de Derechos Humanos local tiene registrados 148 crímenes contra homosexuales en los últimos 12 años, siendo el hogar el principal lugar de violencia y discriminación, pero a decir de activistas la cifra es mayor.

Hoy se realiza otro festejo contra la homofobia, con los mismos reclamos: falta de reconocimiento de derechos sociales, institucionales, de justicia, acceso a la seguridad social y servicios de salud.

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