viernes, junio 4
Wigunduguid, la doble alma de los varones homosexuales e indígenas en Panamá
Nandín Solis. activista LGBTI y perteneciente al pueblo kuna, de Panamá
Diversidad sexual y pueblos indígenas
Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos/ NotieSe
México DF, mayo 25 de 2010.
Nandín Solís, activista transgénero de la comunidad kuna de Panamá, dice que al interior de su grupo indígena “la homosexualidad es tolerada” y el VIH/sida es una epidemia cuya prevalencia duplica a la del resto de la población.
Punto focal en Panamá del Secretariado Internacional de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes frente al VIH, las Sexualidades y los Derechos Humanos, Nandín Solís lleva seis años de voluntariado dentro del movimiento lésbico, gay, bisexual, travesti, transgénero, transexual e intersexual (LGBTI). Es orientadora en infecciones de transmisión sexual (ITS), VIH/sida, derechos humanos y diversidad sexual con enfoque en pueblos originarios. Actualmente es facilitadora en la Comisión de Salud Sexual y Salud Reproductiva del Congreso General Kuna, máxima autoridad de la cultura kuna.
La activista comenta en entrevista para el CLAM que una de sus “grandes metas” es conformar una organización indígena enfocada a los temas de diversidad sexual, educación sexual, prevención en ITS y VIH/Sida en el colectivo LGBTI, hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y población heterosexual.
¿Cómo, cuándo y por qué inició su activismo por la comunidad LGBTI?
Me inicio en el liderazgo juvenil y deportivo dentro de las comunidades indígenas de Panamá. A partir del año 2003 inicio el activismo en defensa de los derechos de las minorías sexuales, con la peculiaridad del enfoque hacia la población indígena. Invitado por la Asociación de Hombres y Mujeres Nuevos de Panamá (AHMNP), inicio un proceso de formación, empoderamiento y sensibilización en temas de derechos humanos, diversidad sexual y VIH/sida.
Mi objetivo personal es el de expresar y visualizar la realidad de la población LGBTI indígena de mi país ante realidades como la homofobia, la discriminación por etnia y el VIH/sida; así como las sexualidades dentro de los pueblos indígenas, como parte de la diversidad dentro de una posible sociedad inclusiva y realista.
¿Cómo se concibe la diversidad sexual al interior de la comunidad kuna? ¿Se acepta o se rechaza esta condición?
La homosexualidad es tolerada por las autoridades, pero sí se mantiene cierto grado de discreción, para que no choque con las enseñanzas tradicionales kunas. Omeguit es un término despectivo que significa “como mujer”. Se emplea para referirse a los varones homosexuales, los cuales somos educadas por nuestras madres desde muy tierna edad en las labores del hogar y apartados de los trabajos que socialmente se les asignan a los varones heterosexuales. A través de este proceso, los varones homosexuales adquirimos una identidad sexual y social femenina, lo que en nuestra cultura occidental equivale a un transgénero. La homosexualidad femenina, contrario a lo anterior, no es visible. Considero que resulta de la presencia femenina en nuestra cultura como un aspecto sagrado. Ir contra esa creencia no va de acuerdo al rol de la mujer en nuestra cosmovisión.
¿Qué implica ser indígena y sexualmente diverso?
Como transgéneros kunas, al ser educados en nuestras casas para realizar actividades domésticas como coser molas –según la Real Academia Española, “adorno de tela de diversos colores, confeccionado por los indios cunas de San Blas, en Panamá”– nos permite tener una entrada económica para contribuir con la familia, siendo así un miembro útil de la comunidad. Al ser educadas para ser socialmente mujeres, también se nos inculca de forma indirecta que en nuestras relaciones sexuales realicemos el rol receptivo; al mismo tiempo que muchos jóvenes inician su vida sexual con nosotras. El término correcto para referirse a nosotras en lengua kuna es Wigunduguid[1]. La percepción de que somos aceptadas por la mayoría de los miembros de la familia y la comunidad kuna se basa más que nada en que por ser un grupo étnico minoritario, todos los miembros debemos ser útiles a la comunidad, y contribuir a su subsistencia. El estigma y la discriminación son más frecuentes para el tema del VIH y sida, condiciones que la comunidad no entiende aún en su complejidad.
En cuanto al tema de VIH/sida, ¿cuál es la dimensión de la epidemia en su país? ¿Cuáles son los principales obstáculos para erradicarla?
Panamá registró sus primeros casos de sida en el año 1984. La epidemia ha crecido concentrada en grupos identificados como de alta vulnerabilidad y vulnerables: trabajadoras y trabajadores comerciales del sexo (TCS), HSH, personas privadas de la libertad, jóvenes e indígenas, principalmente, kunas (aproximadamente un 10% de la población de Panamá es indígena).
Una de las razones para la transmisión del VIH/sida en este país es su ubicación geográfica como puente que une Centroamérica con Sudamérica. Esta condición convierte a Panamá en el punto de tránsito para poblaciones migrantes, las cuales, resultan difíciles de captar, ya sea para proveerles información de prevención del VIH/sida, como para el suministro de condones.
La prevalencia de VIH ha crecido en ambos sexos, pero la diferencia entre sexos ha disminuido, aun cuando sigue el predominio en varones (75% de los casos notificados en 2005). En los jóvenes, el VIH se ha notificado con igual frecuencia en ambos sexos. Las regiones con mayores tasas de prevalencia en Panamá son los centros urbanos: Colón, la región metropolitana, el distrito de San Miguelito y Panamá Oeste. Sin embargo, se han reportado casos de VIH/sida en todas las regiones del país. Además, las zonas fronterizas como lo son Chiriquí y Kuna Yala representan un segundo grupo de zonas con mayor prevalencia, lo cual deja en evidencia que el sida en Panamá es una epidemia que se ha extendido a toda la nación aunque está concentrada en ciertas poblaciones y áreas.
NOTA PARA LEER EL TEXTO COMPLETO ABRIR EL SIGUIENTE ENLACE:
http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=3937
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