jueves, junio 26

Las reinas

Reinas del condón

Tacones, plumas, lentejuelas y condones. Subversión queer al servicio de la prevención, las condoneras aparecen para hablar de placer y de las opciones para vivirlo sin riesgo. Plazas, transporte público, universidades, cualquier punto de encuentro es bueno para innovar en la forma de acercar la información a la gente. Las imágenes muestran su intervención en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Complementa una crónica de su paso por la estación Chabacano del Metro.

Las Condoneras, a escena. Los cuerpos andróginos cautivan las miradas en el metro Chabacano. Polo Gómez —Yolanda del Río para servirles: botas de plataformas, entallado vestido de chaquira y lentejuela plateadas, el sueño drag como gozosa realidad sin ambiente de antro de por medio. De sus orejas penden dos condones que se agitan al contacto con la peluca plateada y las pestañas kilométricas abanican los rostros de los que ya se arremolinan alrededor de ellas.


La drag queen toma el micrófono para presentar a sus compañeras: La Naomi Campbell y La Britney Spears. Aplausos y chiflidos rompen la monotonía de las escaleras de transbordo de la estación del metro (que otro día puede transformarse en una plaza pública, una feria o los jardines de una universidad). Las tres juglares en tacones incitan y dialogan en la mejor tradición del teatro popular. El albur y la mayéutica envuelven al auditorio ambulante. Por allá se detiene un grupo, por acá un oficinista, por acá una señora se acerca y recibe sin rubores un condón, mientras dos adolescentes de uniforme se ríen con las condoneras merolicas.

Arrímamelo pa’ ca chaparrito

“Acérquense, no les va a pasar nada. ¿Alguno de ustedes sabe los que es el sexo seguro? Porque no es lo mismo mamar la mona que qué marrana mona”. El relajo hace fluir las respuestas: las hot-lines, el cibersexo —“sí mamita, te espero en el metro Chabacano a las cuatro”—, las películas cachondas, el RCA —“el Rico Caldo Antojador”. Frotar los cuerpos, como ahora, cuando los de atrás alzan la vista por sobre los hombros de la primera línea.

Vamos por etapas, no se desespere el respetable. A la hora del sexo protegido aparece el siempre ubicuo látex. Y para ejemplos estamos aquí reunidos. La Yolanda llama a algún caballero del público a mostrar un condón. Jorge responde a la convocatoria meneando con los dedos su oportuno gorrito.

“A ver, chaparrito, arrímamelo sin albur”. La Yolanda explica que los condones no se llevan bien con las carteras. “La ponemos en las nachas, y las nachas las dejamos caer en todos lados. El condón se tiene que abrir con las yemas de los dedos, jamás con la dentadura postiza de la abuelita o con el cortaúñas, el látex es extremadamente sensible”. “¿Cómo la ven?, es como abrir la gloria”. Jorge parece acariciarla cuando el condón se desliza por un falo de madera, colocado estratégicamente entre sus piernas. El jolgorio arrecia mientras el falo envuelto —invocado cada tres palabras: pajarito, verga, pepito, pito, pirrín, pitirrín, el chóstomo, la mazacoata, el pepino, el chorizo, el me agarras, el te doy, el chile— se mueve de la mano de Yolanda, que describe la función y las características del condón —“Acá depositarás los litros y litros de semen”. Y que nadie se preocupe, “en el condón todos caben: chiquitos, gordos, cabezones, peludos o con arco de bombero”.

Y ante la inminente acusación de falocentrismo, la vulva entra a escena: la pucha maravillosa, la panocha, la concha, el biscocho te doy, la pepa, la papaya, la rajita de canela, el gato. La Yolanda agota eufemismos mientras una espontánea toma un modelo pélvico entre las manos. El condón femenino es introducido por la sonrojada que escucha entre risas la voz subjetiva, cortesía drag: “Suavemente, duele, soy virgen. Otra vez. Así es. Que dedos nena, chiquilla. Guau. Qué haces”. Suspiro.

Y para el sexo oral —que, según La Yolanda, es como un rico cepillado de boca, un tocado de campanilla, o un beso del payaso— recomiendan los condones masculinos y el plastipac, “ojalá que a partir de hoy no falte en la despensa”.

Para quien goza al meter el dedo están los dedales y para quien le gusta jugar al teatro guiñol, el guante de látex. “Pero la vida sexual no se basa sólo en los genitales. Hay que explorar, reconocer nuestras partes eróticas y divertidas. A lo mejor si me muerden el dedo gordo veo a los Reyes Magos”.

Le cayó el sida por no cuidarse

La Naomi y La Britney reparten folletos y condones, hablan, resuelven dudas, reparten besos, taconean con orgullo. Una mujer joven dice: “muchos lo toman con morbo. Yo primero me informo para poderle enseñar a mi hijo de cinco años. Entre él y yo no hay pudor, a todo le llamamos por su nombre”.

A unos pasos está Raúl, un joven de Neza que vino con sus camaradas. “Está a toda madre esto, está suave. Aparte de que te enseñan, te hacen ameno el rato. Tenemos que cuidarnos si queremos llegar a viejos. Nosotros tenemos una amiga que está poseída por el virus ese, le cayó el sida por no cuidarse”.

Se cierra el telón —la Sonora de Margarita como música de fondo. Las estrellas se toman fotos con el respetable, que poco a poco sigue su camino. Las condoneras han terminado su intervención.


Las Condoneras

Yolanda del Río para servirles, Naomi Campbell y La Britney Spears son hijas del Colectivo Sol, organización civil que desde hace más de 25 años realiza acciones a favor de los derechos humanos de la comunidad lésbico, gay, bisexual, travesti, transgénero, transexual y heterosexual. Las Condoneras nacieron en el Distrito Federal, la ciudad con mayor número de casos registrados de VIH/sida en México. Su batalla cotidiana radica en combatir el virus con información de fácil acceso, a través del juego y lo atractivo de los atuendos drag. Su trabajo contó con financiamiento público del Centro Nacional para la Prevención y el Control del Sida en 2006.

No hay comentarios.: