Rocío Sánchez - enviada Cuernavaca, Mor., marzo 06 de 2009. En el marco de la polémica entre el gobierno federal y las compañías farmacéuticas sobre la aplicación de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), la política nacional de salud en materia de cáncer cérvicouterino tendrá dos vertientes: la aplicación de las vacunas en un plazo ampliado y la detección oportuna de lesiones precancerosas en el cuello de la matriz, cuya causa directa es el VPH. Así lo dijeron funcionarias de la Secretaría de Salud (Ssa) en el marco 13º Congreso de Investigación en Salud Pública, llevado a cabo en el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), con sede en esta ciudad. Las mesas de discusión sobre el tema del VPH cobraron una significación distinta en el contexto de la polémica sobre el programa de vacunación implementado por la administración federal, en conjunto con el propio INSP. Al mismo tiempo, la Secretaría de Salud ofreció una conferencia de prensa sobre el debate que se ha suscitado en torno al esquema de vacunación que se aprobó en la última sesión del Consejo Nacional de Vacunación, que difiere de los esquemas que recomiendan las farmacéuticas para sus productos: Gardasil, de Merck, Sharp & Dohme, y Cervarix, de Glakso Smith Kline. Mientras las empresas prescriben un esquema de tres dosis aplicadas en 8 meses -una en el mes 0, otra a los 2 meses y una más a los 6 meses de la segunda-, el Sector Salud pondrá a prueba un esquema en plazo ampliado, conocido como 0-6-60. Es decir, la primera dosis en el mes 0, la segunda a los 6 meses y la tercera 60 meses (5 años) después. La polémica surgió debido a que las compañías argumentaron que las pruebas que realizaron a sus productos no pueden garantizar un buen resultado al aplicar el esquema ampliado. Sin embargo, las autoridades de salud citaron evidencia científica (generada en Canadá) que permite suponer que dos dosis aplicadas a niñas de 9 años de edad producen tantos anticuerpos contra el VPH como las tres dosis suministradas a mujeres adultas. Directivos de las áreas médicas de ambas farmacéuticas estuvieron presentes en el congreso, pero rehusaron fijar una postura oficial sobre el tema. En contraste, Mauricio Hernández Ávila, subsecretario de Prevención y Promoción a la Salud, afirmó en la rueda de prensa que la Ssa ha hablado con los fabricantes de las vacunas “para notificarles esta decisión del gobierno mexicano y hemos encontrado una respuesta favorable de parte de uno de los fabricantes, que inclusive está dispuesto a compartir toda la evidencia científica que tienen sobre la bondad que tendría este esquema”. Seguridad, efectividad y costos Para Rolando Herrero, quien dirige el Estudio Epidemiológico Guanacaste, realizado en Costa Rica, hay varios elementos a evaluar antes de considerar aplicar las vacunas contra el VPH de forma masiva. Por un lado, mencionó, la protección que brinda la vacuna varía de acuerdo a la edad de la persona, pues en niñas de 9 a 12 años puede ofrecer una efectividad cercana al 100 por ciento porque es muy probable que ellas no hay estado expuestas al virus. En cambio, en una mujer adulta que ya ha tenido actividad sexual –principal vía de transmisión del VPH-, apenas alcanzará entre 45 y 55 por ciento de efectividad. Hasta ahora, dijo Herrero, las vacunas han mostrado ser seguras, aunque no se han estudiado ciertos aspectos de su utilización, como la necesidad de poner refuerzos al cabo de un tiempo de la vacunación o la posible pérdida de eficacia si se aplica a una edad demasiado temprana. No obstante, una buena noticia es que Gardasil no sería exclusiva para las mujeres, puesto que ya hay estudios que han probado una efectividad cercana al 90 por ciento en proteger de infecciones persistentes y condilomas (verrugas causadas por el VPH) en el pene. De acuerdo con los especialistas, la vacuna contra el VPH es la que ha tenido el precio de salida más alto en su ramo, lo que hace que la vacunación universal no sea una opción viable, mucho menos en los países en desarrollo. En Brasil se hizo un estudio de costo-efectividad que reveló que la vacuna debería tener un precio de 5 dólares para ser una buena inversión en salud pública; actualmente cuesta 200, puntualizó el investigador. “Mientras no llevemos la vacuna a quienes no la pueden comprar no se tendrá ningún impacto en la mortalidad por cáncer cérvicouterino”, advirtió Herrero. Por su parte, Patricia Uribe, directora del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGySR) de la Ssa, afirmó que en México la vacunación universal no es una política de salud debido al precio de los fármacos. Por esto, hay otras estrategias efectivas y a menor costo que ya se están implementando, como la detección oportuna con una prueba específica de detección del VPH que ofrece resultados mucho más precisos que el examen de papanicolau. Sin embargo, defendió la aplicación de esquema de vacunación 0-6-60 y afirmó: “Nunca vamos a poner en riesgo a ninguna mujer en el país; no lo estamos haciendo”. Detección oportuna, la opción El VPH es una infección de transmisión sexual que puede causar cáncer, primordialmente cérvicouterino, aunque también anal, de laringe o de pene. Sin embargo, dijo la doctora Olga Georgina Martínez, del CNEGySR, es necesario borrar el estigma de que un diagnóstico de este virus es igual a muerte. De aproximadamente 100 tipos de VPH que existen, sólo 15 colocan a la mujer en alto riesgo de desarrollar cáncer cérvicouterino. De estos, dos tipos (llamados 16 y 18) son causantes del 60 por ciento de los casos de cáncer en todo el mundo. Si bien las vacunas protegen contra estas dos cepas del virus, existe otra opción para prevenir el cáncer: la prueba de detección del VPH. Apenas el año pasado, la Ssa puso en marcha un programa piloto para usar estas pruebas en 125 municipios con alto grado de marginalidad, distribuidos en los estados de Campeche, Guerrero, Michoacán, Puebla, Veracruz y Oaxaca. Con una muestra de células del cérvix que se obtiene mediante un raspado igual que el papanicolau, la llamada prueba de captura de híbridos detecta si el VPH está o no presente, y usándose junto al papanicolau puede detectar con entre 95 y 100 de efectividad la enfermedad cervical avanzada, o bien, el cáncer. Por esto, la política pública para detectar tempranamente el cáncer cérvicouterino consiste en aplicar ambos exámenes (papanicolau y prueba de VPH), en plazos más prolongados que los que ahora se suelen usar para el papanicolau solo. Se pretende que en el primer trimestre de este año, el nuevo esquema de revisiones médicas se esté aplicando en 20 estados de la República. Así, en primer lugar se hará una prueba de detección del VPH. Si el resultado es negativo, se podrán esperar cinco años para hacer una nueva prueba. Si el resultado de VPH es positivo, se hará un papanicolau. Si éste reporta células cervicales normales, se hará una nueva prueba de VPH y otro papanicolau hasta pasado de un año. Si se detectan células anormales (posible cáncer), se hará un estudio de colposcopía, el cual detecta el grado de avance de la lesión. |
martes, marzo 10
Secretaría de Salud seguirá adelante con esquema de vacunación contra Papiloma Humano
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