Natalia Gómez y Cinthya Sánchez
Los psicólogos acuñaron el término “heteroflexible” para definir a los heterosexuales que tienen ocasionalmente relaciones íntimas con homosexuales. Ellos lo hacen, dicen los especialistas, por gusto, por moda o simplemente por experimentar. Son heterosexuales con licencia, digamos.
Ya Alfred Charles Kinsey, psicólogo norteamericano, había descrito entre los años 40 y 50, su comportamiento, sin asignarle una categoría como tal.
“Se considera a sí mismo como heterosexual, mientras encierra en el clóset su otra sexualidad. El hombre por lo general adopta el rol activo con la pareja o persona que elija para tener relaciones, independientemente del sexo de ésta última”, dice Kinsey, y agrega:
“Sólo acepta tener relaciones con quien tiene apariencia de mujer, es decir, la pareja pasiva del hombre (de sexo femenino o masculino) está obligada todo el tiempo a asumir el papel femenino en el acto sexual, sea o no mujer”.
Los sexólogos no identifican esta palabra como una categoría de análisis, pero explican que si se hace la diferencia entre los que se asumen con orientación homosexual y los que tienen prácticas homosexuales, pues los distinguen sus conductas, explica José de Jesús González Salazar, especialista del Grupo Interdisciplinario de Sexología.
Revela que muchos de estos conceptos, incluso el de una identidad, están en discusión, pues además esta tipificación de conductas han sido enriquecidas por especialistas que han agregado otros rubros tales como el de las personas heterosexuales que tienen fantasías homosexuales, por ejemplo.
Un mundo de orientaciones
Kinsey advierte que hay distinciones entre los heteroflexibles. Indican que un rango diferente es aquel que se acerca a los comportamientos de bisexualidad, donde aquellas personas heterosexuales mantienen relaciones frecuentes con otro individuo del mismo sexo, pero sin que ello sea considerado como una infidelidad a la pareja de sexo opuesto.
Este tipo de heteroflexibles adoptan el rol activo con las personas con las que tienen relaciones íntimas y se sienten compatibles con los heterosexuales del sexo opuesto, con los heteroflexibles de ambos sexos, con los bisexuales de ambos sexos, con los homoflexibles de ambos sexos y con los homosexuales del mismo sexo.
El bisexual, en cambio, desea a ambos sexos por igual y sus relaciones no son furtivas ni de clóset. Se presupone que a partir de este rango, el individuo se puede enamorar de alguien del mismo sexo de igual forma como del sexo opuesto y por lo mismo, la fidelidad sí juega un papel importante en cualquier relación que sostenga. En este caso el hombre acepta parejas varoniles en su relación y no sólo adopta el rol activo.
La palabra homoflexible surgió para describir a los homosexuales que ocasionalmente sostienen una relación con una persona del sexo opuesto, y donde los hombres generalmente jugarán un rol pasivo o buscarán parejas varoniles.
González Salazar dice que también podría describirse a las personas a partir de su filia a lo masculino o femenino, independientemente del cuerpo que tenga cada persona. “Hoy la pregunta no es qué eres (homosexual, heterosexual, bisexual), sino qué tanto eres”.
Un saludo
Comité Coordinador
José Angel Aguilar Gil
Información Red Electrónica
Ricardo Fonseca Ceja
Ma. de Lourdes Camacho Solis
No hay comentarios.:
Publicar un comentario