Como cada año, desde que en 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas lo designó como tal, el 12 de agosto se celebra el Día Internacional de la Juventud. Para esta ocasión el lema es: “La sostenibilidad: nuestro reto y nuestro futuro”. El tema responde a la necesidad de resaltar el papel de los jóvenes en medio de una crisis financiera y ambiental, cuyos mayores afectados son ellos mismos. Pero, a pesar de los problemas, podemos festejar la vitalidad juvenil y los ejemplos de buenas prácticas para generar oportunidades.
Está más que dicho que los jóvenes representan la tercera parte de la población del país y que su tamaño seguirá creciendo hasta 2015 cuando se espera que se alcance el máximo histórico. Sólo por su tamaño son un sector estratégico, pero su importancia va más allá; su participación es fundamental. Su energía y capacidad de aprender, propios de la edad, son recursos que deben ser aprovechados.
El último año, la agenda internacional ha sido dominada por el desplome de la economía mundial, pero se ha dejado de lado un tema vital: los efectos de la crisis recaen principalmente en los jóvenes. Los economistas señalan que, en efecto, sus puestos de trabajo son los primeros en desaparecer y las instituciones de educación reducen sus presupuestos y sus matrículas, dificultando el acceso de los jóvenes.
Así, muchas veces idealizados, a los jóvenes se les asigna el rol de renovadores, de revolucionarios, sin embargo no se les dan las mejores condiciones para realizarlo. Los espacios para incidir y poder tomar decisiones no son cedidos, por el contrario, deben ser tomados. Por ejemplo, a pesar de que en la última legislatura federal los diputados menores de 30 años eran los menos, hay otros movimientos que promueven ciudadanía.
Los tradicionales canales de participación como sindicatos, organizaciones estudiantiles y partidos políticos, han perdido fuerza y no son los espacios en que los jóvenes inciden. En su lugar, las opciones que se alejan de marcadas ideologías políticas y que brindan espacios desarrollo son las que han prosperado.
Colectivos culturales cuyo fin es el trabajo organizado a través de una expresión artística o simplemente la promoción de la cultura, organizaciones constituidas legalmente que trabajan por construir ciudadanía, colectivos de jóvenes que de forma voluntaria generan información o conocimiento, jóvenes que en lo individual se suman a organizaciones como voluntarios para trabajar a favor del medio ambiente o de las poblaciones más necesitadas; en fin, muchas opciones en los que los jóvenes se pueden desarrollar sin utilizados.
Otra novedosa forma en que los jóvenes han comenzado a participar es a través de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. Diversos movimientos han surgido haciendo uso de Internet para conocerse e intercambiar información, para posteriormente articularse de una forma más concreta. Un ejemplo relevante es el reciente moviendo que promovía el voto.
Por iniciativas como las anteriores, que demuestran que los jóvenes sí pueden participar y no necesitan ser idealizados para ello, es que podemos festejar el Día Mundial de la Juventud.
¡FELICIDADES!
webmaster@fuerzaciudadana.org.mx
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