Condoneras, gozosas del sexo seguro y protegido.
Foto: Mario Alberto Reyes / Agencia NotieSe
Polo Gómez
30 de abril del 2009
Guatemala, Guatemala
Cinco de la tarde, llegada de Selving al hotel que nos hospeda, negativa para que entre y poder iniciar el engranaje de lo que está por suceder, argumentando que para pasar debe de pagarse 400 quetzales, razón de más para mostrar mi inconformidad y exigir su libre paso a nuestra habitación.
Una hora más tarde, empiezan a llegar los demás personajes de esta historia, salen los colores, los brillos, las telas, los tacones, empieza la transformación.
Selving se convierte en Selva Negra, Nelson en Natasha Determine, Gabriel en Misha, con estos nombres grandielocuentes, da inicio la historia de las Condoneras de Guatemala, de la mano de Marco que es Lady Morgana, Bernardo es ahora Britney Sure Sheck, yo simplemente Yolanda la del Río.
Las zapatillas emprenden la loca carrera, los vestidos bailan al unísono, las largas pestañas de colores se bambolean con un movimiento singular, las pelucas arrebatadoras se nos muestran al pasar, los aretes y pulseras se mezclan entre ellas, las boas de pasión desfilan una tras otra.
Cae un torrencial que nos espanta, moja las calles por las cuales saldremos a transitar y transgredir, se suceden calles y calles, semáforos, carros, finalmente llegamos a nuestra primera parada, una Discoteca en la cual nos dan voz para compartir nuestro mensaje de promoción de la prueba gratuita de detección de VIH y no nos quedamos callados.
Después viene otra más y muchas más, bailes, sudores, subidas y bajadas, luces de neón, entrega gratuita de condones y lubricantes a base de agua, agradecimientos de los parroquianos y dueños de los lugares.
El flash de la cámara nos va robando la imagen para perpetrarla en el tiempo y dejar constancia de su existencia, visitamos cuartos oscuros, salas de videos pasarelas de cuerpos que se mueven frenéticos al danzar en la noche húmeda y caliente, ya en la última visita llegamos al rincón de las vírgenes, lugar inigualable en el mapa de la cotidianidad, espacio donde hay rubias, trigueñas, morenas, todas ellas de extraordinaria y extrema belleza.
Danzan al ritmo del frenesí musical, se dejan envolver de miradas cautivas, se regocijan una a otras para finalmente compartirse con las reinas del condón y envolverse en una suave caricia segura y protegida.
1 comentario:
Hola, me gusta su blog.
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