miércoles, mayo 13

Las Condoneras en Honduras

Foto Polo Gómez


Travestías del Condomóvil en Centroamérica
Mario Alberto Reyes- enviado



Tegucigalpa, Honduras, mayo 06 de 2009.
Los amaneceres en esta ciudad son peculiares. La luz del día es notoria desde antes de las 5:00 horas. Por la ventana del hotel se mira el ajetreo causado por los automovilistas y los peatones. En esta temporada del año, la capital hondureña ofrece un clima cálido y por momentos refrescante.

La entrada a Honduras ocurrió en “El Amatillo”, punto fronterizo que divide a esta nación de El Salvador. A diferencia de los salvadoreños, que siempre mostraron recelo hacia los tripulantes del Condomóvil, la mayoría de los hondureños externan con desparpajo un profundo aprecio por México.

Al menos en la frontera recuerdan que tras el paso del huracán Mitch, ocurrido en octubre de 1998, fueron los elementos del Ejército Mexicano los primeros en llegar a auxiliar a la población civil, y los últimos en irse. Sorprende ver la enorme gratitud reflejada en sus rostros. Una década después de aquella tragedia que dejó un saldo de más de 6 mil 600 muertos, los hondureños siguen agradecidos.

La admiración por México no sólo la manifiesta el personal médico que nos revisa incesantemente en busca del mediáticamente letal virus de la influenza. Los encargados de la aduana dicen soñar con visitar tierra azteca.

Sin llegar a Tegucigalpa, nos percatamos de la enorme influencia que la televisión hecha por Televisa y TV Azteca ejerce en la región. Los jóvenes sintonizan en gran número los canales dedicados a la transmisión de música pop. Incluso, uno de los trabajadores de Migración, exclama: “¡Nos gustaría tener una artista como Paulina Rubio”!

No obstante, quien realmente suena en casi toda la región es Vicente Fernández, raro es el restaurante que no programa alguna de sus canciones. La música de Antonio Aguilar, Marisela y Banda El Recodo, se escucha incesantemente.

El tramo de la carretera panamericana que conduce a Honduras está en buenas condiciones. Llama la atención la gran cantidad de templos evangélicos y alguno que otro católico que están ubicados a la orilla de la cinta asfáltica.

Templo Adventista del Séptimo Día, La Luz del Mundo, Templo Bautista, Iglesia Pentecostés Getsemani, y la Iglesia Cristiana Monte de Sion, y uno que otro templo católico. Cualquiera de estas edificaciones es a todas luces más grande y ostentosa que las casas de los pobladores.

El paso por San Salvador fue rápido. Después de algunos ajustes entre el equipo de Las Condoneras y los activistas del lugar, se decidió que la promoción de las pruebas rápidas para detectar el VIH se hará cuando estén en camino de regreso a México.

La mayor parte de las carreteras centroamericanas están en buenas condiciones, pero carecen de una adecuada señalización. Eso no impide percatarse de los contrastes en los niveles de vida de los salvadoreños, pues mientras la capital tiene uno de los mejores trazos de la región, y además cuenta con el Metrocentro, uno de los “mall” o centros comerciales más grandes de América Latina, las viviendas que sus habitantes tienen a un lado de la vía panamericana están en condiciones verdaderamente precarias.




“Siento mucho amor por México”, nos dice en “El Amatillo”, Gabriel Rojas, corresponsal en esa región de Radio América, con sede en Tegucigalpa. Después de cierto recelo, se suelta y dice que siempre está atento a las noticias generadas en el territorio mexicano.
La llegada del Condomóvil a Tegucigalpa ocurre al caer la noche. Polo, Marco, Bernardo y José Antonio lucen cansados. Llegan al hotel dispuestos a descansar porque al día siguiente la promoción de las pruebas rápidas se hará en el zócalo de la ciudad.

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