Rocío Sánchez México DF, febrero 11 de 2009. El nuevo director del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/Sida (Censida), José Antonio Izazola, dará continuidad a la colaboración de ese organismo con instancias tanto gubernamentales como de la sociedad civil, aunque prevé realizar cambios en algunas de las dinámicas de trabajo con el fin de optimizar los procesos. En entrevista con NotieSe, el ex funcionario del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) se refirió a los retos y prioridades a considerar en la respuesta a la epidemia en México e invitó a la sociedad civil organizada a manifestarle sus observaciones “de lo que no funciona, pero también de lo que sí funciona”. Factores sociales Entre los determinantes sociales que inciden en la epidemia, Izazola identificó tres factores a combatir: la homofobia, el estigma y la discriminación y la inequidad de género. En cuanto a la homofobia, destacó que la lucha por erradicarla “es un valor entendido no sólo en México sino internacionalmente”, puesto que en epidemias concentradas como la mexicana, “si no se combate a la homofobia no se hace una lucha eficaz contra el sida”. Esta tarea, señaló, también es materia del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Por ello, consideró preciso reunirse con Perla Bustamante, presidenta de ese organismo. “En la medida que nosotros podamos coadyuvar a esa lucha, en materia de facilitar prevención, acceso a diagnóstico médico, en pocas palabras, una vida saludable, lo seguiremos haciendo”. Sobre la inequidad y la violencia de género, dijo, es importante eliminarlas porque merman la eficacia de las estrategias de prevención, además de que afectan no sólo a las mujeres, sino también a la población transexual, travesti, homosexual, bisexual y de hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH) en general. “Por más condones que distribuyamos, si una mujer no puede exigirle el uso del condón a su pareja hombre porque la golpea, si un joven gay no puede negociar el uso del condón porque está en condiciones de clandestinidad, si la marginalidad genera que haya trabajo sexual en condiciones de explotación, la promoción del uso del condón es muy difícil”. Por esto, afirmó que buscará aliarse con organismos gubernamentales como el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva. Cuestionado sobre la dificultad que podría implicar tratar temas como la homofobia en el contexto de un gobierno conservador como el de Felipe Calderón, Izazola aclaró: “No he percibido ninguna limitación. Mi marco de referencia es la utilización de la evidencia científica para la ejecución de la política pública (...) y tengo muy claro que debemos hacer lo que la ley no sólo nos permite, sino que nos obliga a hacer”. Prevención focalizada En cuanto a la prevención, se perfila un panorama “complicado”. El mayor retraso, considera, está en la prevención de la transmisión del virus de madre a hijo. “El indicador reportado a la ONU el año pasado fue de 7 por ciento de mujeres embarazadas que recibían la oferta de la prueba de detección del VIH; quizá no se requiere el 100 por ciento, pero 7 por ciento es bajo”. Un factor importante en la prevención es la coparticipación de organizaciones de la sociedad civil (OSC) al implementar estrategias que, este año, contarán con un presupuesto total de 30 millones de pesos. “El mecanismo está funcionando pero tenemos que hacerlo funcionar mejor, tenemos que hacerlo más profesionalmente ambos”, puesto que se trata de la ejecución de políticas públicas donde las OSC son prestadoras del servicio. Sin embargo, este presupuesto no es suficiente para las labores preventivas, por lo que el Censida buscará complementar los recursos nacionales, “por lo menos en un inicio”, a través de una propuesta para el Fondo Global para el Sida, Tuberculosis y Malaria. “Vamos a ver, es un riesgo, puede ser que hagamos la propuesta y no se logre obtener pero tenemos que empeñarnos en hacer la mejor propuesta posible”. Por otro lado, se debe obtener la mayor eficacia posible con los recursos que se están invirtiendo, es decir, calcular la relación costo-beneficio. “Tenemos que ver qué funciona mejor, quién no funcionó, quién no entregó resultados y por qué; si fue por falta de asistencia técnica entonces nosotros debemos facilitarla, pero también es cierto que algunas organizaciones no están preparadas para entregar servicios, entonces sería necesario trabajar en el fortalecimiento institucional”. En el mismo rubro hace falta, además, afinar la cobertura geográfica pues hay zonas en las que no hay OSC que participen. Acerca de las críticas que recibió la anterior administración del Censida por no haber implementado más estrategias preventivas dirigidas a mujeres, Izazola comentó que en el Onusida, por ejemplo, existe la premisa: “Conoce tu epidemia y actúa en consecuencia”, por lo que hay que reconocer los datos que indican que la epidemia mexicana está concentrada en los HSH. “El sida tiene muchas caras. Con certeza, una de ellas es el sida en mujeres”, declaró, pero explicó que no se trata de una epidemia sencilla que pueda ser puesta en términos de “sólo mujeres o sólo hombres”, sino de unas y otros. “Hay acciones directas que se pueden hacer para atender las necesidades de mujeres, pero algunas tienen que ver también con hombres. En relaciones heterosexuales la infección de las mujeres proviene, generalmente, de sus relaciones con hombres. Hay que hacer prevención primaria también con los hombres para que ellos no se infecten, hay que mejorar en la equidad de género para que las mujeres conozcan si su pareja tiene otras parejas y puedan hacer algo”. Nombramiento y futuro Jorge Saavedra, anterior director del Censida, fue designado luego de una consulta en la que el propio Izazola participó en 2003. Ahora, este último llegó a través de otro procedimiento administrativo; su presencia al frente del organismo obedece a una designación temporal. “El proceso donde participamos es diferente al actual. En aquel entonces el director era una designación personal del secretario de Salud”. Ya en 2003 se realizó una consulta con varios candidatos y Saavedra ocupó el cargo. Poco después surgió el Servicio Profesional de Carrera, el cual está regido por leyes que regulan la ocupación de cargos públicos en el gobierno federal. “Cuando hay vacante en una posición de confianza, como es la dirección del Censida, la ley dice que hay una designación temporal (para que el puesto no quede desierto) que debe ser seguida de un concurso abierto, el cual se publica en Internet y en el que todo aquel que cumpla los requisitos puede participar”. Sobre si se dará continuidad a la visibilidad que adquirió el Censida en la persona de Saavedra, quien se pronunció públicamente en diversas ocasiones sobre casos de discriminación hacia personas con VIH/sida, Izazola aclaró que “hay algunas funciones que son nuestra obligación, como emitir opiniones cuando somos requeridos (por alguna instancia pública), eso continuará”. Sin embargo, “el protagonismo de la institución vs. un protagonismo personal, (…) eso tengo que verlo más adelante, ver si es un mandato o es voluntario y evaluar los pros y contras. Si es algo que funciona y que está dentro de nuestro ámbito de acción, por supuesto que lo seguiremos haciendo”, concluyó. |
jueves, febrero 12
Colaboración y estrategias conjuntas, en la agenda del nuevo director de Censida
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